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sábado, 2 de mayo de 2009

Venintiseis Ideas para Enseñar Baloncesto

VEINTISEIS IDEAS PARA LA ENSEÑANZA DE LOS FUNDAMENTOS INDIVIDUALES
Por Juan José Liras. Entrenador Superior. Profesor F.B.M.
1. Busca que tus ejercicios capten la atención y atraigan el interés del grupo. Así conseguirás una motivación de origen en los jugadores, que luego sólo deberás intentar mantener. Ejercicios variados, juegos, competiciones y uso de diversos elementos, son algunas de las cosas que harán que la atracción por entrenamiento aumente.
2. Consigue que los ejercicios sean dificultosos pero realizables, aumentará la motivación por el aprendizaje. Si algo es imposible de conseguir desaparecerá la motivación en el momento que el jugador lo descubra, pero también si es demasiado fácil de alcanzar, pues cuando sea alcanzado deberán aparecer enseguida nuevos retos.
3. Haz ejercicios en los que trabajando un objetivo concreto, trabajes "algo más". Podemos así hablar de ejercicios "multiobjetivos con un objetivo central". Así, por ejemplo, puedo trabajar las paradas con balón dejando al jugador tirar a canasta después de parar, siempre y cuando no se desvíe la atención en exceso del objetivo que queremos trabajara ni se pierdan demasiadas repeticiones del mismo.
4. Intenta que el jugador esté mucho tiempo en contacto con el balón, pues el aprendizaje de movimientos con balón suele requerir de más tiempo de práctica que el de movimientos con balón, que muchas veces requiere un componente de atención y concentración más que de repetición. Esto es debido a que al depender nuestros movimientos con balón del balón, se añade un componente de dificultad.
5. Intenta que el jugador esté casi siempre en actividad física y mental. No queremos "espectadores", sino gente implicada en un esfuerzo físico y mental que repercutirá en un aprendizaje y en que el entrenamiento sea de calidad y haya servido para crecer como jugadores. Hay que salir del entrenamiento siendo mejor jugador de lo que se era cuando se entró. Para ello resulta fundamental el tipo de ejercicio que propongas, que debe en ocasiones por sí mismo de conseguir que el jugador se esfuerce físicamente y esté obligado pensar, tomando decisiones.
6. Crea situaciones de "tráfico" para hacer ejercicios más reales. Sin decir que los jugadores se estorben, puedes crear situaciones en las que esto ocurra, obligando a decidir y reaccionar en respuesta a lo que está ocurriendo en la pista. Por ejemplo, podemos trabajar finalizaciones a canasta en las que los jugadores que vuelven de realizar su trabajo pasen por delante de los que lo está ejecutando, obligándoles a decidir, reaccionando al respecto.
7. Añade componentes de decisión cuando se haya alcanzado un cierto dominio técnico, consiguiendo así que el jugador no sólo se limite a ejecutar y a la vez que está repitiendo esté pensando en lo que hace. Por ejemplo, al trabajar el pasar y cortar con defensor, dejar que el jugador que tiene que pasar el balón evalúe la situación respecto al defensor y pueda tomar una alternativa distinta a la de pasar.
8. Crea riqueza en los ejercicios usando todas las herramientas disponibles: conos, aros, porterías, combas, pelotas de otros deportes, etc. Con esto se consigue reclamar la atención de los jugadores y trabajar respuestas motrices distintas, así como trabajar la percepción.
9. Busca como "echar sal" a los ejercicios cuando trabajes cosas "aburridas". Cuando un ejercicio es aburrido de por sí, se puede en ocasiones añadir componentes que lo conviertan en más motivador: competir, trabajar lo aburrido intercalado dentro de un juego, corregirse entre jugadores, etc.
10. Busca ejercicios imaginativos y cámbialos constantemente, de forma que provoquen respuestas motrices nuevas. Esto implica ir evolucionando, añadiendo en ocasiones dificultad debido a la novedad y en otras de forma intrínseca.No acabes nunca un entrenamiento sin haber realizado un ejercicio nuevo o variado uno antiguo. Sorprende a tus jugadores.
11. Fomenta que tus jugadores "inventen" y hazles ver que te gusta que sea así. No reprimas nunca su imaginación. Permite e incentiva que tomen decisiones, aunque el resultado de las mismas no sea en ocasiones adecuado por mala decisión o por mala ejecución. Cuando sea por mal decisión no dejes pasar la oportunidad para utilizarlo como herramienta de aprendizaje, en ocasiones preguntando al jugador por qué no logró el objetivo y cuál hubiera sido la decisión adecuada.
12. Persigue la perfección y cuida el detalle en aquellas cosas que son realmente importantes. Insiste e la buena situación de partida a la hora de realizar los ejercicios. Así, no permitas que ningún ejercicio se inicie sin una adecuada posición de equilibrio, visión alta o con un correcto agarre del balón. Si es necesario para, separa y se corrige.
13. Pasa por alto detalles que no son importantes o que no son objetivo en ese momento. Evitaremos así dar demasiada información al jugador (mucha de ella inútil y no asimilable) y pérdidas de tiempo.
14. Intenta que los jugadores hagan lo que quieren (generalmente jugar), trabajando aquello que tu deseas. "Engáñales" haciendo tu entrenamiento útil y atractivo a la vez, pero siendo consciente de que hay cosas que a veces hay que trabajar de forma aburrida y de que hay momento en los que es hasta adecuado que el jugador se aburra. Pero analizando globalmente, la experiencia de acercarse al baloncesto tiene que ser para el jugador divertida y atractiva.
15. Usa el juego como herramienta básica de tu metodología de enseñanza de los Fundamentos Individuales. Conseguirás de este modo esa diversión y atracción de la que estamos hablando.
16. Debes ser exigente con tus jugadores, pero también contigo mismo. No dejes nada a la improvisación y no inventes "sobre la marcha". Prepara tu entrenamiento y elabora una adecuada y analizada progresión en el trabajo de los Fundamentos Individuales.
17. Adecua el trabajo a la edad de los jugadores. Los conceptos son iguales a cualquier edad y con cualquier experiencia, lo que cambia forma de entrenarlos, que es distinta. No caigas en el error de entrenar como si tuvieras delante a jugadores ACB.
18. Intenta ser un modelo eficaz. El jugador ejecutará mejor aquello que ha visto hacer. No basta con explicar un movimiento, es mejor que lo vean. Si no te consideras un buen modelo, a lo mejor puedes probar con tu ayudante.
19. Deber ser paciente, dejar que tus jugadores se equivoquen y que mejoren poco a poco. Hay cosas que no se aprenden de un día para otro. El jugador necesita tu esfuerzo, comprensión y paciencia. Cuando estas condiciones se dan, el jugador poco a poco progresará.
20. No corrijas todo y en todo momento. Encuentra lo adecuado para corregir (focaliza tu trabajo en uno o dos objetivos) y el momento y forma oportunas en las que hacerlo. En determinados casos puede no ser buena idea hacerlo delante de los compañeros o en el momento en que se produce el error. Valora la situación y toma decisiones al respecto.
21. No radies lo que el jugador debe hacer. Practica en ocasiones el "ensayo y error". Puedes dejar que el jugador descubra por sí mismo la solución al problema, pero facilitándole el trabajo, dándole pistas y un feedback adecuado. En ocasiones puedes usar preguntas, con la idea de centrar la atención del jugador, hacerle pensar y de este modo, interiorizar mejor la solución.
22. Establece expectativas realistas para cada jugador. Practica una enseñanza individualizada, pues cada jugador posee unas condiciones distintas. Plantea objetivos individuales. No todo el mundo puede aprender lo mismo ni responder de la misma forma ante un método para aprender. Intenta conocer a tus jugadores y descubrir la mejor forma de "llegarles".
23. "Caza" a los niños haciendo cosas correctas. Cuando así sea felicítalos en público, aumentará su motivación y su autoconfianza y generará el deseo de imitar la conducta premiada en los que escuchan. Todos respondemos mejor a la felicitación que al reproche, usa por ello con frecuencia el "refuerzo positivo".
24. Siempre que sea posible, da instrucciones breves, fáciles de entender y de forma amena, con el objeto de rentabilizar al máximo el tiempo de entrenamiento. Usa palabras estratégicas que el jugador reconozca y hagan que se centre en un determinado aspecto. No des monólogos que aburran e incluyan muchas ideas, pues el jugador se distraerá y le resultará imposible recordar todas las ideas.
25. Usa el tono de voz adecuado al momento. No siempre debe ser el mismo. Si siempre chillas, el jugador se acostumbrará a ello y no responderá adecuadamente cuando ese chillido sea necesario. Si siempre usa una entonación baja, te resultará más difícil usar el tono de tu voz para relajar una situación tensa.
26. Sé entusiasta, pues esto es algo que se contagia a los que te rodean. Si eres y demuestras ser comprometido, te resultará más fácil conseguir el compromiso en los que te rodean.
En definitiva, debes saber que si consigues motivar y dotar a tus jugadores de un alto grado de autoconfianza, tendrás puestas las bases para un aprendizaje eficaz. Para ello será fundamental que se diviertan y que lo pasen bien

El Entrenador



CADA VEZ MENOS TALENTOS
CADA DÍA MAS ILUMINADOS

Resulta paradójico que estemos ante la evolución de las diferentes competiciones y no sepamos exactamente de qué manera puede evolucionar un jugador en su trayectoria, a partir de pisar el primer equipo, y habiendo entrenado teóricamente desde pequeño todos los fundamentos que pudiera necesitar para triunfar en la gran feria del basket (léase ACB, LEB y EBA, la crëme de la crëme).

¿Quién descubre a ese jugador de nuestro Club para la Liga Nacional?¿Quién decide si es apto para el primer equipo, antes de que lo vea alguien o sepa que existe, el gran capo del primer equipo, el director técnico de un club que no tiene ni los conocimientos mínimos, a nivel de titulación en baloncesto?¿Tal vez deba descubrir a la posible figura, algún seleccionador autonómico cercano? Incluso me atrevería a decir ¿Sabe su Club que puede tener un futurible, entre sus jugadores/as?. Desde luego es una gran preocupación poder saber, que hacemos a la hora de preparar jugadores/as, para la posible élite. Sólo se nos despierta la masa encefálica para descubrir, con gran preocupación que a nuestro jugador/a de 16 años, intentan llevárselo a otro Club. Cunde la ALARMA.

Una vez que pasa esto, parece que nos falta tiempo, para convencerle de cosas, que no sabemos ni como explicarle, para que no vaya a otro equipo. Menudo problema, para qué se habrán fijado en este chico, que para nosotros no tenía ni el derecho a que le corrigiéramos, algún movimiento, o le enseñáramos a pensar como jugar sin balón, en el campo. Surge la DEMENCIA (y no precisamente la Estudiantil).

Tal vez podamos prometerle, que empezará a viajar con el equipo grande. Tal vez podamos prometerle, que el entrenador del primer equipo, pueda llamarle algún día para completar ese entrenamiento, en el que figuran siempre cinco contra cinco, y se sientan en el banquillo de entrenamiento tres o cuatro jugadores mas, que posiblemente acaben sin entrenar, y dando balones que saltan a la grada o fuera de las líneas del campo, a los figuras que están relajados en el tiro libre.

Mi enfermiza mente, me hace pensar en que se pudiera descubrir una pérdida. Cunde la segunda ALARMA.

Estamos perdiendo un/a jugador/a, sin que nosotros ni nadie mejor que nosotros, lo sepa. Y este jugador pueda explotar por selección natural o darwiniana, a los 27 años, cuando ya difícilmente, se saque nada provechoso de él. Se convertirá como otros colegas en un mercenario del arito y la redecilla, de diferentes Clubes, y que pasará a retirarse a los 32 años, habiendo podido ahorrar algunos euros, para no saber a qué dedicarse, después de su dilatada trayectoria deportiva, y que al final de sus últimas temporadas lo convertirá en un “glorioso mercenario”.

Vamos a ser positivos y suponer -que ya es mucho-, que nos damos cuenta de lo que tenemos. Nuestro buen ojo y sapiencia basketbolistica, nos hace descubrir al futuro figura. Teniendo ya al individuo ubicado en el primer equipo, surge otra disgregación mental. ¿Trabajará el entrenador del primer equipo con este jugador?. Gastando parte de su tiempo, en enseñarle y aportarle experiencia, que le vendrá muy bien; sobre todo cuando no tenga mas narices que hacerle debutar, en algún cuarto y mitad. Algún día habrá que pararse en las ruedas de cambios, rotaciones y descansos perentorios, aunque más bien caprichosos y estrambóticos.

A lo que íbamos, decidimos que este jugador trabaje como todos, y que se salve sólo y saque sus propias conclusiones (sálvese quien pueda), mejorando por el artículo innato, de su insensatez juvenil, o le ayudamos después de los entrenos a mejorar aspectos técnicos básicos, que es una gratificante obligación, y por supuesto salvarle de pasar 300 balones a la figura para que los tire desde la línea arizónica.

Pues bien yo creo que lo único que se hace con estos jugadores, es meterlos en el grupo, y que evolucionen por sí mismos en contacto con el grupo, a base de combatividad entre ellos. La competitividad cada vez es menor, pues cada vez se entrena menos debido a tanto viaje, hotel, restaurante, y salas de espera. El pobre entrenador está muy ocupado y no tiene tiempo de pensar en los pequeños detalles, que supone preocuparse por aquellas menudencias, que no tengan que ver con él mismo. En el fondo piensa que el protagonista del éxito es el propio entrenador, y de los fracasos son los cabrones de los jugadores, pero de cara al foro, todos somos una “piña”. LOADO.

Desde luego para seguir descubriendo historias de este tipo, es mejor decir que cada palo aguante su vela. Y que como ha pasado, pasa y pasará que los entrenadores, sigan vendiendo victorias sencillas, y papel de fumar de las derrotas inexplicables. Me acuerdo de vez en cuando de las famosas tonadillas, “suspiros de España”. OLÉ.

Pensar en estos temas ha pasado al capítulo de los románticos. Bienvenidos a la realidad actual.

Una pregunta: Si entreno el equipo que me dices ¿cuánto me vas a pagar?.........................


The Boss