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lunes, 11 de enero de 2010

LAS ESPECIES QUE PUEBLAN LAS CANCHAS DE BALONCESTO II

El Rasheed del Parque



Especie: Cometofaltus Alteradus.
Comportamiento Característico: Protestar todas y cada una de las faltas como si fuera el 7º partido de las putas finales de la NBA.
Marcas Distintivas: Aunque parezca mentira, nunca llevará una camiseta de árbitro. Incluso aunque trabaje en Foot Locker.
Enemigos Naturales: Cualquiera que prefiera jugar baloncesto en vez de pasar el rato viendo a alguien enseñar los sutiles matices de la regla de campo atrás. Cualquiera que tenga que estar en otro sitio en las próximas tres horas.
Grito de Apareamiento: ¡Bola!, ¡Bola! ¡Vamos!.....¿¡¡Pero qué dices!!? ¡Eso no es falta!"



El “Rasheed del Parque” nunca ha cometido una falta en toda su vida. Pregúntale. Pensándolo mejor, no le preguntes. Mejor no digas nada. ¿Que te sangra la rodilla? ¿Te ha arrancado un miembro? Muérdete la lengua. Por Favor. Porque una vez que hayas abierto la boca para protestar alguno de sus golpes -ay amigo, acabas de cruzar el Rubicón, has abierto la caja de Pandora, has soltado a los perros, has invitado al Diablo y a su violín de Oro a que baje a Georgia. Apaga las luces, que viene el Coco-.


El “Rasheed del Parque” se toma cada falta en contra como una afrenta a su masculinidad, a su familia, al honor del Templo Shaolín. Y te lo va a hacer saber. Siempre. Cogerá la bola, parará el partido, ladrará y gritará, suplicará e intentará convencerte. Señalará con el dedo. Mucho. Sujetando la bola como si tuviese dentro los códigos de lanzamiento de los mísiles nucleares, discutirá su falta con la determinación de un abogado en un juicio, el fervor de un telepredicador, la solidez de un boxeador. Y peleará 13 asaltos, listo para noquearte.

El “Rasheed del Parque” nunca ha arbitrado un partido en su vida, pero créele: Él tiene razón, tú estás equivocado, el sol sale por el Este y esta evidentemente estúpida falta -esta lacerante injusticia de proporciones cósmicas- no se va a pitar. Punto.

Como no estés de acuerdo, se llevará la pelota que es suya y no jugáis más. De hecho, a veces la pelota es suya.

Por supuesto, el “Rasheed del Parque” va a pitar mogollón de faltas en contra tuya. Sin ver nada malo en ello.

Aunque es tentador calificar al “Rasheed del Parque” como un tonto bocazas que se toma las pachangas demasiado en serio -sobre todo porque suele ser un tonto bocazas que se toma las pachangas demasiado en serio- lo cierto es que su psicosis es fácil de entender. Él quiere ganar, con todas sus fuerzas, y sabe que cada falta puede potencialmente acabar siendo decisiva. Une eso a la costumbre de las pachangas de que cada uno pita sus propias faltas -por no mencionar el código de hombres que rige esa costumbre - y obtienes que no es ninguna sorpresa que el “Rasheed del Parque” sea tan insoportable.

No es un macarra ni intenta quedar por encima de ti. Al menos no conscientemente. Realmente cree que es inocente. Por conseguir la victoria, se vuelve loco y se toma alguna pastilla "yo-no-he-sido" de fabricación propia.

Lo que convierte en absurdo enfrentarse a él, es que en las pachangas no hay el equivalente a pitar una técnica.