El Cerdo Sudoroso
Especie: Camisetus Pegadus Rapidamentis
Comportamiento Característico: Transpiración a mogollón.
Marcas Distintivas: Rodales en la ropa (marcas de sudor a la altura del sobaco), un brillo como de cera por todo el cuerpo.
Enemigos Naturales: El algodón seco, agarrar firmemente la bola, pisar con estabilidad si se cae al suelo. Pérdida electrolítica.
Grito de Apareamiento: ¡Arf!, ¡Pfuuff!, ¡Arf!
Es, esencialmente y sobre todo, una bestia peluda. Una bestia peluda y húmeda; su superficie está más guarra que la alfombra de un piso de estudiantes, incluso más de lo que estaría la de un bebé de foca sumergido en petróleo.
“El Cerdo Sudoroso” transpira igual que cualquier otra persona, es solo que lo que suelta nunca se evapora -ni en un pabellón con aire acondicionado, ni bajo el abrasador sol de una tarde de Agosto- nada de eso. La mayor parte de su humedad se adhiere con firmeza, remansando como el agua de lluvia en el espacio entre su cuello y su clavícula, agarrándose a su torso como lo haría un bebé al pecho de su madre, empapando la camiseta como el chorro de un aspersor.
Espera. Hay una cosa más que casi se me olvida: No se sabe como ni por qué, pero “El Cerdo Sudoroso” siempre acaba en tetas.
“El Cerdo Sudoroso” siempre acaba desnudo de cintura para arriba, siempre terminas rozándote con él en el contraataque. Y siempre acaba teniendo él la bola en el poste bajo, dejándote con dos opciones igualmente poco apetecibles: a) sepárate y le dejas un tiro fácil; b) defiéndele con el cuerpo, y te verás recubierto por un líquido pegajoso y salado. Una sustancia a todas luces sobrenatural que recuerda más bien a los ectoplasmas que salían en la película "Cazafantasmas". Mala cosa si le dejas libre el camino a la canasta, pero peor si acabas babeado por intentar pararle.
Extraído del "Instituto Super-Científico Gatorade Para El Estudio De Tíos Cachas En Cintas De Correr Con Electrodos Adheridos A Sus Abdominales-Como-Tabletas-De-Chocolate": las secreciones del “Cerdo Sudoroso” no están en ti. Prácticamente te penetran. De hecho, es casi imposible jugar con “El Cerdo Sudoroso” y no sentirse física o emocionalmente violado -con la extrema necesidad de darte una ducha y confesarte, como si te hubieran obligado a ver treinta maratones seguidas-.
No olvidéis que “El Cerdo Sudoroso” no tiene ni idea de lo asqueroso que es (si la tuviera, se traería un par de camisetas más, una toalla, y limpiaría la maldita bola de vez en cuando).
El Baloncesto es un deporte físico, de contacto. “El Cerdo Sudoroso” nos recuerda que hay jugadores que convierten ese contacto en algo pegajoso, húmedo y desagradable.