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sábado, 2 de mayo de 2009

El Entrenador



CADA VEZ MENOS TALENTOS
CADA DÍA MAS ILUMINADOS

Resulta paradójico que estemos ante la evolución de las diferentes competiciones y no sepamos exactamente de qué manera puede evolucionar un jugador en su trayectoria, a partir de pisar el primer equipo, y habiendo entrenado teóricamente desde pequeño todos los fundamentos que pudiera necesitar para triunfar en la gran feria del basket (léase ACB, LEB y EBA, la crëme de la crëme).

¿Quién descubre a ese jugador de nuestro Club para la Liga Nacional?¿Quién decide si es apto para el primer equipo, antes de que lo vea alguien o sepa que existe, el gran capo del primer equipo, el director técnico de un club que no tiene ni los conocimientos mínimos, a nivel de titulación en baloncesto?¿Tal vez deba descubrir a la posible figura, algún seleccionador autonómico cercano? Incluso me atrevería a decir ¿Sabe su Club que puede tener un futurible, entre sus jugadores/as?. Desde luego es una gran preocupación poder saber, que hacemos a la hora de preparar jugadores/as, para la posible élite. Sólo se nos despierta la masa encefálica para descubrir, con gran preocupación que a nuestro jugador/a de 16 años, intentan llevárselo a otro Club. Cunde la ALARMA.

Una vez que pasa esto, parece que nos falta tiempo, para convencerle de cosas, que no sabemos ni como explicarle, para que no vaya a otro equipo. Menudo problema, para qué se habrán fijado en este chico, que para nosotros no tenía ni el derecho a que le corrigiéramos, algún movimiento, o le enseñáramos a pensar como jugar sin balón, en el campo. Surge la DEMENCIA (y no precisamente la Estudiantil).

Tal vez podamos prometerle, que empezará a viajar con el equipo grande. Tal vez podamos prometerle, que el entrenador del primer equipo, pueda llamarle algún día para completar ese entrenamiento, en el que figuran siempre cinco contra cinco, y se sientan en el banquillo de entrenamiento tres o cuatro jugadores mas, que posiblemente acaben sin entrenar, y dando balones que saltan a la grada o fuera de las líneas del campo, a los figuras que están relajados en el tiro libre.

Mi enfermiza mente, me hace pensar en que se pudiera descubrir una pérdida. Cunde la segunda ALARMA.

Estamos perdiendo un/a jugador/a, sin que nosotros ni nadie mejor que nosotros, lo sepa. Y este jugador pueda explotar por selección natural o darwiniana, a los 27 años, cuando ya difícilmente, se saque nada provechoso de él. Se convertirá como otros colegas en un mercenario del arito y la redecilla, de diferentes Clubes, y que pasará a retirarse a los 32 años, habiendo podido ahorrar algunos euros, para no saber a qué dedicarse, después de su dilatada trayectoria deportiva, y que al final de sus últimas temporadas lo convertirá en un “glorioso mercenario”.

Vamos a ser positivos y suponer -que ya es mucho-, que nos damos cuenta de lo que tenemos. Nuestro buen ojo y sapiencia basketbolistica, nos hace descubrir al futuro figura. Teniendo ya al individuo ubicado en el primer equipo, surge otra disgregación mental. ¿Trabajará el entrenador del primer equipo con este jugador?. Gastando parte de su tiempo, en enseñarle y aportarle experiencia, que le vendrá muy bien; sobre todo cuando no tenga mas narices que hacerle debutar, en algún cuarto y mitad. Algún día habrá que pararse en las ruedas de cambios, rotaciones y descansos perentorios, aunque más bien caprichosos y estrambóticos.

A lo que íbamos, decidimos que este jugador trabaje como todos, y que se salve sólo y saque sus propias conclusiones (sálvese quien pueda), mejorando por el artículo innato, de su insensatez juvenil, o le ayudamos después de los entrenos a mejorar aspectos técnicos básicos, que es una gratificante obligación, y por supuesto salvarle de pasar 300 balones a la figura para que los tire desde la línea arizónica.

Pues bien yo creo que lo único que se hace con estos jugadores, es meterlos en el grupo, y que evolucionen por sí mismos en contacto con el grupo, a base de combatividad entre ellos. La competitividad cada vez es menor, pues cada vez se entrena menos debido a tanto viaje, hotel, restaurante, y salas de espera. El pobre entrenador está muy ocupado y no tiene tiempo de pensar en los pequeños detalles, que supone preocuparse por aquellas menudencias, que no tengan que ver con él mismo. En el fondo piensa que el protagonista del éxito es el propio entrenador, y de los fracasos son los cabrones de los jugadores, pero de cara al foro, todos somos una “piña”. LOADO.

Desde luego para seguir descubriendo historias de este tipo, es mejor decir que cada palo aguante su vela. Y que como ha pasado, pasa y pasará que los entrenadores, sigan vendiendo victorias sencillas, y papel de fumar de las derrotas inexplicables. Me acuerdo de vez en cuando de las famosas tonadillas, “suspiros de España”. OLÉ.

Pensar en estos temas ha pasado al capítulo de los románticos. Bienvenidos a la realidad actual.

Una pregunta: Si entreno el equipo que me dices ¿cuánto me vas a pagar?.........................


The Boss

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